Un pequeño orificio en el tabique interauricular puede causar a cualquiera graves trastornos neurológicos, el foramen oval permeable (FOP – PFO por sus siglas en inglés) – una causa o desencadenante al que hoy en día se le puede dar tratamiento seguro y sin terapias medicamentosas de larga duración. Antes del nacimiento existe una conexión entre ambas aurículas, la cual se cierra inmediatamente después del nacimiento, sin embargo para aprox. 20% de la humanidad esto no se da así.
Si la presión sanguínea asciende en la parte derecha del corazón, puede reabrirse ese orificio y la sangre junto con coágulos o pequeñas burbujas (en el caso de los buzos) pueden pasar a la parte izquierda del corazón, alcanzar el cerebro y causar desde pasajeros trastornos en la circulación sanguínea hasta apoplejía permanente. Hace tiempo se sabe que los buzos con PFO se exponen a un mayor riesgo de sufrir una embolia paradojal gaseosa la cual puede acompañar a los percances graves de descompresión. Este riesgo es seguramente pequeño para algunos buzos aficionados, sin embargo, para buzos profesionales quienes por su campo de acción profesional (profundidad de buceo) muestran determinados perfiles de buceo, que con mucha probabilidad causan el pasaje de nitrógeno en las venas y en ese caso se puede originar una embolia gaseosa.
Dado que las molestias neurológicas de pacientes que han sufrido una embolia paradoxal por causa del PFO son parecidas a las de pacientes con grave migraña que aparece dando señales no específicas (llamada aura), estos pacientes deberían examinarse especialmente en ese sentido. Hasta hace unos pocos años los PFO podían clausurarse solamente con una operación abierta del corazón. Hoy en día se puede evitar la operación en prácticamente todos los pacientes y cerrar el PFO mediante la técnica de cateterismo cardiaco. El procedimiento es de bajísimo riesgo. De cualquier forma este tipo de intervenciones deberían realizarse solamente en centros con experiencia en tratamiento de cardiopatía congénita.
Se han realizado alrededor de 200 000 intervenciones de cierre de PFO a nivel mundial. Con el sistema de doble paraguas con que contamos en la actualidad se alcanzan tasas de más de 95 % de cierre inmediato con un muy bajo riesgo. La mayoría de los datos de los estudios muestran que después de 10 años casi ninguno de los pacientes (96 %) sufre de ningún caso neurológico o embolia arterial más.
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