El consumo moderado de alcohol se ha relacionado con beneficios para la salud cardiovascular, sin embargo, ese hallazgo podría verse afectado por un estudio reciente que asocia la ingesta de bebidas alcohólicas a un aumento del riesgo de la mortalidad ocasionado por varios tipos de cáncer. Un equipo de investigadores del National Cancer Institute de EE.UU. reveló que de 560.000 muertes causadas por cáncer durante el 2009 en EE.UU., aproximadamente, 20.000 (3,5%) fueron ocasionadas por enfermedades oncológicas relacionadas al consumo de bebidas alcohólicas.
Los autores observaron que la mayoría de las muertes causadas por afecciones oncológicas, en mujeres, atribuibles al consumo de alcohol, fueron debidas a cáncer de mama (56% a 66%), mientras que en los hombres la ingesta de etanol se relacionó, principalmente, con el cáncer de faringe, laringe, esófago y boca (53% a 71%).
La enfermedad de las arterias coronarias es más frecuente y produce más muertes entre las mujeres durante la etapa de la menopausia, en comparación con el cáncer de mama, lo cual ha generado una gran confusión entre los beneficios y riesgos del consumo de alcohol y el modo más adecuado para balancearlo. La Sociedad Estadounidense del Cáncer recomienda limitar el consumo de alcohol a una bebida diaria (equivalente a 12 g. de etanol), en el caso de las mujeres sanas. Aquellas mujeres que presenten factores de riesgo para cáncer de mama como antecedentes familiares deberían evitar, en lo posible, la ingesta de alcohol o consumirlo ocasionalmente. Sin embargo, no hay un «umbral de seguridad» en cuanto al nivel de consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar cáncer.
Si usted no consume alcohol, no hay ninguna razón para que comience a hacerlo. Es más recomendable introducir cambios de estilo de vida que sean beneficiosos para su salud cardiovascular. Si por el contrario, usted ingiere regularmente alcohol, trate de mantener el consumo dentro de un rango moderado, ya que ingerir cantidades mayores de etanol no le reportará ningún tipo de protección adicional a su sistema cardiovascular, todo lo contrario, el consumo regular y elevado de alcohol puede aumentar la presión arterial, incrementar los niveles de triglicéridos, producir trastornos del ritmo cardíaco.
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