Docente desde hace más de 40 años, uruguayo nacido en París pero muy orgulloso de ser “charrúa”, y apasionado por la Cardiología desde que era muy joven, el Dr. Ricardo Lluberas no llegó a ser presidente de SOLACI por mera casualidad: vive su profesión y su relación con esta institución con un cariño auténtico, incluso desde antes de que SOLACI empezara a dar sus primeros pasos.
Desde 1993, momento en que se constituyó en México el Grupo Latinoamericano de Cardiología Intervencionista (GLACI) -precursor de SOLACI-, Lluberas estuvo al pie del cañón, motivado por la causa inicial: constituir una Sociedad fuerte que representara a todos los cardiólogos intervencionistas de América Latina.
“Nuestra Sociedad fue forjada por un grupo de pioneros de la Cardiología Intervencionista de Latinoamérica que vieron la necesidad de conglomerarse para avanzar en nuestra especialidad. Ahí se observaba un espíritu solidario entre los diferentes integrantes. Ese espíritu es el que hay que preservar actualmente. Es la convicción de que entre todos somos más”, sostiene el actual presidente de SOLACI.
Y con la misma pasión que destila por la Cardiología, por la docencia y por mantener el legado de los socios fundadores de SOLACI, Lluberas responde a cada pregunta de esta entrevista para solaci.org.
Usted es uruguayo pero nació en París, Francia. ¿Cómo ocurrió eso?
Mi padre estaba asignado en la embajada de Uruguay en Francia. Nací allá pero soy tan uruguayo como el nacido aquí. Mis padres y toda mi familia directa es uruguaya y yo legalmente también lo soy, a pesar de que mi lugar de nacimiento sea Francia. Uruguay es el mejor país para vivir, de eso no tengo dudas.
¿Viene de una familia de médicos o usted fue el precursor al elegir la Medicina como profesión?
Mi abuelo era farmacéutico y mi hermano mayor odontólgo, pero no hay nadie en mi ascendencia que sea médico. Siempre me gustó la Medicina desde pequeño. Pienso que la vocación de servicio que ella tiene me impulsó a tener esta profesión.
¿Por qué se decidió, en el momento de especializarse, por la Cardiología Intervencionista?
Desde joven fui un apasionado por la Cardiología y desarrollé mi perfil de Cardiólogo Clínico. Mi perfil personal clínico, que definiría como pragmático, me orientó a una disciplina donde las cosas se definieran contundentemente. La Cardiología Intervencionista ofrece eso: un diagnóstico certero y la posibilidad de actuar de acuerdo a éste en forma rápida y eficaz. Esto, además, coincidió con el hecho de que, en los ‘80, cuando tomé la decisión de orientarme a esta disciplina, la misma estaba en plena fase de desarrollo con la irrupción de la angioplastia coronaria.
¿Cuáles son las mayores satisfacciones que le ha dado su profesión?
La mayor satisfacción es lograr en la práctica diaria un buen resultado con nuestro trabajo. Es ver un paciente que evoluciona bien luego de un acto médico que practicamos y compartirlo con nuestros compañeros de trabajo. Es, además, contemplar la alegría de los familiares del paciente al que le practicamos la intervención. Y, en lo académico, haber sido designado Profesor Titular de Cardiología de la Universidad de la República (Uruguay) y la distinción que me hicieran mis colegas al nombrarme Presidente de SOLACI.
¿Y los mayores desafíos y dificultades?
El mayor desafío es poder lograr un nivel de excelencia en Cardiología Intervencionista en un medio que está plagado de dificultades por nuestra condición de países del Tercer Mundo. Es ahí donde se percibe la calidad de nuestros colegas intervencionistas, que logran plasmar avances diagnósticos, terapéuticos y de producción del conocimiento científico en condiciones de tecnología y sostén económico que no son las más favorables.
¿Qué lugar ocupa la docencia en su vida?
Buena parte de mi vida. En definitiva, lo que podamos lograr aprender es bueno que sea continuado y aún mejorado por nuestros colegas. Por otra parte, enseñando también se aprende.
Su hijo también es cardiólogo intervencionista. ¿Qué consejos le ha transmitido desde sus años de experiencia en esta especialidad?
Más allá de los consejos técnicos que a diario le doy a él y a otros jóvenes con los que interactúo rutinariamente, mi mayor preocupación es que se manejen con principios éticos, donde lo más importante es el paciente y nuestra sociedad. A ellos nos debemos, con la dedicación y la rigurosa formación que se merecen de parte nuestra.
SOLACI: Una fuente incansable de historias y desafíos
A lo largo de los años, los Congresos SOLACI le han dado a sus concurrentes la posibilidad de regresar a sus casas con los maletines llenos de nuevos aprendizajes, viajes e historias. Pero, sobre todo, de anécdotas.
“Si tuviera que recordar alguna, resaltaría dos. La primera es el recuerdo de la película que hicieron en broma nuestros colegas argentinos para el Congreso de Buenos Aires de hace unos 15 años. Ahí estaban en un video descacharrante personalidades de la Cardiología Intervencionista argentina que se presentaban en una historia de tangueros. Y algunos representaban a personajes del tango como el “gato Maula”, personificado por el Dr. (Jorge) Belardi, y la “rubia Mireya”, ¡interpretada por Liliana Grinfeld!”, se ríe Lluberas.
¿Y la segunda?
Recientemente se realizó la Jornada SOLACI en Cuba y, durante el Concurso de Imágenes, entregamos un premio al ganador. Le pregunté a Omar Santaera, nuestro Tesorero, si podíamos conceder pasaje y estadía al Congreso de Río 2016 y me contestó afirmativamente. Cuando dimos el fallo, se escuchó un grito muy fuerte desde la platea. Era Roger, un joven colega cubano. Pocos días después comprendí bien el motivo de su alegría: nunca había viajado. Al decir de Roger en un mail que me enviara, para él era “tremenda experiencia”. Cuando meses después estuvimos con Roger, él estaba fascinado por lo que había visto y aprendido en el Congreso -y por lo que había bailado en la fiesta final-. En esa fiesta, Omar Santaera me comentó: “Nunca una plata mejor gastada” (risas).
¿Algún miembro de SOLACI que haya sido su modelo a seguir cuando era joven y recién empezaba en la profesión?
Muchos de los pioneros de SOLACI me han guiado. Si debo destacar, resalto dos nombres: los doctores Eduardo de Souza y Fausto Buitron.
¿Cuáles cree que son los mayores retos que le esperan a SOLACI?
SOLACI debe mantener los principios de unidad latinoamericana planteados por sus fundadores. Los mayores retos son, por un lado, mantener la estructura societaria a pesar de las adversidades económicas que campean en nuestro mundo presente. Por el otro, desarrollar a SOLACI con un fuerte perfil educativo basado en sus estructuras actuales: ProEducar, página web, Jornadas, Congresos y programa Solidario. Y, por último, elaborar un curso de educación para futuros Cardiólogos Intervencionistas que tenga continuidad en el tiempo y que llene las necesidades formativas de muchos jóvenes en nuestro continente.
Por Laura Spiner