Tras una ablación exitosa de fibrilación auricular (FA), la necesidad de mantener la anticoagulación (ACO) a largo plazo sigue siendo incierta, especialmente considerando que el riesgo embólico residual es muy bajo y que el uso prolongado de ACO conlleva riesgo de sangrado. El estudio OCEAN incorporó además resonancia magnética cerebral (RM) para detectar infartos “encubiertos”.

Se trató de un estudio multicéntrico, internacional, prospectivo, aleatorizado y abierto, que incluyó 56 centros en 6 países. Se reclutaron pacientes sin recurrencias de FA durante al menos 1 año posterior a la ablación (verificado mediante monitorización de 24–48 horas), con un puntaje CHA₂DS₂-VASc ≥1 (≥2 en mujeres o con vasculopatía).
El objetivo fue evaluar si el uso de rivaroxabán 15 mg/día en comparación con aspirina (AAS) 70–120 mg/día podía prevenir eventos embólicos. Para la detección de ACV clínico y subclínico, se realizaron resonancias cerebrales al inicio y a los 3 años (analizadas por un core lab centralizado).
El punto final primario (PFP) fue la ocurrencia de ACV clínico, embolia sistémica o ACV encubierto a 3 años. La incidencia de eventos fue muy baja en ambas ramas, sin evidenciarse una reducción significativa del PFP con rivaroxabán frente a aspirina (p=0,28). En cuanto a seguridad, la tasa de sangrado mayor fue similar, pero la de sangrado menor fue significativamente más alta con ACO (HR 3,51).
Conclusiones
En pacientes estables tras una ablación exitosa de FA, el riesgo embólico fue muy bajo y no justificó el uso continuo de anticoagulación. El tratamiento con rivaroxabán no redujo el desenlace compuesto y aumentó los episodios de sangrado no mayor.
Presentado por Atul Verma durante la sesión Late-Breaking Science del AHA 2025, Nueva Orleans, EE. UU.
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