A pesar de que el consumo de gaseosas ha disminuido en la mayoría de los países de Occidente en los últimos 20 años estas siguen siendo la principal fuente de azúcares simples en la dieta. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud son de entre 25 y 50 gr de azúcares simples por día. Esta dosis ya está cubierta con una sola lata de gaseosa. Otras sociedades recomiendan como ideal una dieta con menos de 450 kcal/semana de bebidas azucaradas.
Los efectos dañinos del consumo regular de bebidas azucaradas como el aumento de peso, el síndrome metabólico y la incidencia de diabetes tipo 2 ha sido demostrada en múltiples estudios observacionales. Es más, un consumo alto de bebidas azucaradas se asoció repetidamente a hipertensión, enfermedad coronaria, stroke y dislipemia.
El exceso de consumo de azúcar se transformó en el principal factor de mortalidad cardio metabólica en adultos jóvenes o de edad media.
Las bebidas artificialmente endulzadas (con edulcorantes) son propuestas como una alternativa más saludable a las bebidas azucaradas y su consumo está en aumento, especialmente en los niños.
Algunas sociedades, entre la que está la AHA, han sugerido cautela en el uso de bebidas artificialmente endulzadas en lugar de las bebidas azucaradas para combatir la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes dado de que existen incertidumbres sobre su beneficio o incluso sobre su seguridad.
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Algunos estudios observacionales reportaron una asociación positiva entre las bebidas dietéticas y el riesgo de stroke, demencia, infarto de miocardio y muerte cardiovascular. En estos resultados podría existir un sesgo enorme: aquellos pacientes de mayor riesgo consumen más bebidas dietéticas.
Para este trabajo recientemente publicado en Circulation se siguieron 37.716 hombres entre 1986 y el 2014 más 80.647 mujeres seguidas entre 1980 y el 2014. Todos estaban libres de enfermedades crónicas al inicio del seguimiento.
Luego de ajustar por múltiples factores, las bebidas azucaradas se asociaron con un aumento de la mortalidad global en todas las categorías de “dosis” (< de una por mes, entre 1 y 4 por mes, 2 a 6 por semana, 1 al día y más de 2 al día).
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Esta asociación se observó tanto en mortalidad cardiovascular como en mortalidad por cáncer.
Las bebidas artificialmente endulzadas se asociaron a un aumento de la mortalidad solamente en la categoría de mayor consumo y en las mujeres. El aumento de la mortalidad global se debió a un aumento de la mortalidad cardiovascular, ya que en ninguna cohorte se asociaron con un aumento de la mortalidad por cáncer.
Conclusión
El consumo de bebidas azucaradas se asoció positivamente a un aumento de la mortalidad global en un gradiente ascendente de acuerdo con la dosis. La asociación entre un alto consumo de bebidas artificialmente endulzadas y mortalidad en las mujeres debe ser confirmada en futuros estudios.
2019-12-31-CIRCULATIONAHA-118-037401Título original: Long-Term Consumption of Sugar-Sweetened and Artificially Sweetened Beverages and Risk of Mortality in US Adults.
Referencia: Vasanti S. Malik et al. Circulation. 2019;139:2113–2125.
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