Título original: Effect of PCI on Long-Term Survival in Patients with Stable Ischemic Heart Disease.
Referencia: Steven P. Sedlis et al. N Engl J Med 2015;373:1937-46.
Gentileza del Dr Santiago Alonso.
Centro Cardiológico Americano. Sanatorio Americano.
Montevideo, Uruguay.
El estudio COURAGE había mostrado en un seguimiento medio de 4.6 años y un total 2287 pacientes con enfermedad coronaria estable o isquemia silente ingresados desde 1999-2004, que si bien la angioplastia coronaria (ATC) aliviaba los síntomas, no mejoraba la sobrevida vs el tratamiento médico óptimo (TMO) solamente. Sin embargo las curvas de sobrevida tendían a separarse a favor de la ATC, sugiriendo que ésta podría tener un beneficio tardío.
El trabajo aquí analizado extendió el seguimiento de 1211 pacientes a 15 años con una media de seguimiento de 11.9 años (0 a 15.3).
En el seguimiento inicial se observaron un total de 284 muertes (25%) en el grupo ATC y 277 (24%) en el grupo tratamiento médico óptimo solamente (95% IC, 0.83 a 1.15; P=0.77). Mientras que el análisis extendido mostró 253 muertes (41%) en el grupo ATC vs 253 muertes (42%) en el grupo TMO (95% IC, 0.7 a 1.13; P=0.53).
Conclusión:
En pacientes con enfermedad coronaria estable o isquemia silente no hubo diferencias en cuanto a la sobrevida a largo plazo entre aquellos que recibieron revascularización con angioplastia más tratamiento médico óptimo vs tratamiento médico óptimo solamente.
Comentario editorial:
El análisis extendido a 15 años apoya la evidencia del estudio original. La mayor mortalidad en subgrupo del seguimiento extendido se explica no solamente por la evolución natural (más cuando la mortalidad analizada fue aquella por cualquier causa) sino porque el último subgrupo presentó un mayor perfil de riesgo.
Otras limitaciones a destacar: los stents liberadores de drogas se incluyeron a partir de los últimos 6 meses del enrolamiento y solo 3% de la población se benefició de dichos dispositivos. Asimismo el FFR y IVUS casi que no se utilizaron.
Hubo un 32.6% que se cruzaron a cirugía de revascularización miocárdica en el seguimiento original con una tasa de 2.7%/año luego del primer año, faltando datos sobre estos pacientes en la evolución extendida. Lo anterior impide concluir de forma fidedigna el tratamiento final que recibieron los pacientes incluidos originalmente. Finalmente el análisis de la muestra extendida es tan solo el 53% de la original.
Sería interesante obtener resultados de un estudio similar con seguimiento a largo plazo con la tecnología actual, tanto en dispositivos como en tratamiento médico conociendo claramente los números de pacientes cruzados a cirugía en toda la evolución.