Dado que la prevalencia e incidencia de hipertensión aumenta con la edad, el tratamiento de los pacientes añosos es de particular importancia.
Las guías del AHA/ACC bajaron los valores de corte para definir hipertensión a >130/80 mmHg. Mientras que las guías Europeas mantuvieron el clásico >140/90 mmHg, pero a la vez recomiendan un objetivo más bajo para la mayoría de los pacientes. Una reducción por debajo de 130/80 mmHg es recomendada con la excepción de los pacientes muy frágiles y aquellos mayores de 65 años.
De todas formas, dada la curva J entre los valores y los eventos, la recomendación por primera vez fue de objetivos de 120-129 mmHg para sistólica y 70-79 mmHg para diastólica.
En contraste, las guías de la AHA/ACC dieron recomendaciones independientes de la edad, con lo cual otras sociedades de EE.UU publicaron guías dedicadas para aquellos >60 años.
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Será publicado próximamente en European Heart Journal un análisis de Douros et al. un trabajo prospectivo del Berlin Initiative Study en el que un objetivo <140/90 mmHg se asoció con un aumento del riesgo de mortalidad por cualquier causa en una población añosa que incluyó 1628 pacientes con una edad media de 81 años.
En conclusión: valores de presión <140/90 mmHg se asociaron con un aumento del 26% de mortalidad por cualquier causa. Este aumento estuvo básicamente conducido por aquellos pacientes que alcanzaron objetivos <130 mmHg de sistólica.
Para aquellos con 70 años hubo una tendencia a favor de una disminución de la mortalidad con valores <140/90 mmHg.
De todas formas, los autores documentaron un aumento del riesgo del 40% para mortalidad de cualquier causa para aquellos mayores de 80 años y un 61% de aumento del riesgo para aquellos que además tenían eventos cardiovasculares previos.
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De manera interesante la curva de riesgo de mortalidad por cualquier causa asociado a la presión sistólica toma forma de U.
Si bien las guías de AHA/ACC y ESC/ESH fueron publicadas prácticamente en simultáneo y basándose básicamente en la misma evidencia tienen grandes discrepancias. Por ejemplo, el corte para iniciar medicación en un paciente de 64 años sin eventos previos y con bajo riesgo puede variar tanto como 20 mmHg de acuerdo con cuál guía se refiera cada médico.
Incluso la condición de añoso puede ser difícil de definir, un corte preciso de años puede ser práctico y servir como guía, pero refleja una realidad parcial ya que sabemos que no todos envejecen de la misma manera.
Los datos son muy limitados para los añosos (>80 años), que para peor es una población en constante crecimiento, al igual que aquellos pacientes muy frágiles que requieren cuidados domiciliarios o demenciados que son usualmente excluidos de los trabajos controlados.
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Dadas las condiciones fisiopatológicas de los añosos (baroreflejo limitado, elasticidad arterial, compliance ventricular e insuficiencia renal), las drogas antihipertensivas deben ser tituladas con mucha prudencia y aquí es donde el criterio médico y no las guías tienen que trabajar.
Título original: Blood pressure targets in the elderly: many guidelines, much confusion.
Referencia: Sebastian Ewen et al. European Heart Journal (2019) 0, 1–3. Article in press.
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