A pesar de utilizar varios métodos de imágenes para calcular la profundidad del implante, ésta solo fue alcanzada en menos del 30% de las veces. Dicha modalidad de múltiples imágenes para conocer la profundidad óptima no ofrece una percepción uniforme y, por lo tanto, influencian los resultados que se reportan.
Básicamente, no tenemos clara cuál es la profundidad óptima para cada paciente en particular y, para peor, aunque conociéramos el punto exacto, es muy baja la chance de que podamos implantar justo ahí la prótesis.
Los resultados clínicos y hemodinámicos de 258 pacientes que recibieron TAVI con la tercera generación de la prótesis autoexpandible fueron analizados de acuerdo al método utilizado para conocer la profundidad óptima: la media aritmética de las distancias entre la cúspide no coronariana y la cúspide coronariana izquierda al extremo distal de la prótesis, la distancia entre la cúspide no coronariana al extremo distal, el borde más profundo de la prótesis entre otras.
Más allá del método utilizado de medición, el implante en dicho sitio se consiguió en menos del 30% de los casos.
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El método del borde más profundo resultó el más preciso para diferenciar algunos puntos relevantes como la necesidad de marcapasos permanente.
Los resultados hemodinámicos no se vieron afectados más allá de conseguir la profundidad óptima o no.
Conclusión
La profundidad óptima del implante solo se pudo conseguir en menos del 30% de los pacientes más allá del método utilizado para calcularla. Además, los diferentes métodos no ofrecen una percepción uniforme sobre el lugar exacto al que apuntar.
Título original: Navigating the “Optimal Implantation Depth” With a Self-Expandable TAVR Device in Daily Clinical Practice.
Referencia: Kerstin Piayda et al. J Am Coll Cardiol Intv 2020, article in press.
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