La obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo (OTSVI) constituye uno de los principales factores que contribuyen a la sintomatología en la miocardiopatía hipertrófica (MCH). Tanto la miomectomía quirúrgica como la ablación septal con alcohol (ASA) han demostrado ser eficaces en la reducción de los gradientes residuales y los síntomas en varios estudios y registros clínicos, y se reservan para pacientes que continúan experimentando síntomas a pesar del tratamiento médico.
Aunque se han investigado previamente predictores hemodinámicos de eventos cardiovasculares, como el gradiente residual después de la ASA, se sabe poco sobre el impacto de otros parámetros objetivos que se pueden medir mediante cateterismo cardíaco. El objetivo de este estudio fue evaluar si los cambios antes y después de la ASA podrían influir en los resultados a largo plazo.
Se recopilaron retrospectivamente datos de pacientes con MCH sintomática que habían sido sometidos a ASA y cateterismo cardíaco mediante punción transeptal (que ofrece mayor precisión que la vía retroaórtica) en la Clínica Mayo. Se realizaron mediciones de presiones aórticas (sistólica y diastólica), del ventrículo izquierdo (sistólica, diastólica y presión de fin de diástole – PFD), de la aurícula (ondas A, V y media) y del gradiente de la OTSVI (pico a pico).
La edad promedio de los pacientes fue de 67.3±4.7 años, con un índice de masa corporal (IMC) promedio de 30.2, y el 46.2% eran mujeres. El 65.2% tenía hipertensión y el 42% tenía enfermedad coronaria conocida. Se detectaron gradientes en reposo >50 mmHg en el 56.4% de los casos, con un espesor septal promedio de 19.2 mm. La ASA logró reducir todas las variables, excepto la PFDVI. El mayor cambio se observó en el gradiente P-P (76.4%), seguido de la onda V de la aurícula (19.1%) y la presión de pulso (-17%).
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En un seguimiento a 10 años, se observó una supervivencia superior al 50%. La presencia inicial de una presión auricular media >19 mmHg se asoció con eventos adversos, y se identificaron como predictores de supervivencia el cambio porcentual en la presión de pulso (P=0.31) y en el gradiente de la TSVI (P<0.001).
Después del análisis multivariado, se observó que los predictores de mortalidad a largo plazo fueron una presión de onda V basal > media (28 mm Hg; HR, 2.36 [95% CI, 1.17–4.76]; P=0.016), una presión de AI > media (19 mm Hg; HR, 2.70 [95% CI, 1.33–5.50]; P=0.006), un aumento en la presión de pulso ≤19.3% (HR, 2.09 [95% CI, 1.05–4.16]; P=0.035), y una reducción del gradiente en la TSVI ≤82% (HR, 2.74 [95% CI, 1.37–5.50]; P=0.005).
La clase funcional NYHA al inicio fue de 2.97±0.31, a los 30 días fue de 1.47±0.67, y en el último seguimiento fue de 1.77±0.7.
Conclusión
En este estudio retrospectivo, se evidenció que, en un grupo de pacientes con variables hemodinámicas específicas, no solo mejoraron los síntomas evaluados mediante la clase funcional, sino también la supervivencia a largo plazo. Esto fue especialmente notable en aquellos pacientes con una onda V auricular baja, una presión basal baja en la aurícula izquierda, una disminución significativa del gradiente de la TSVI y un aumento en la presión de pulso.
Dr. Omar Tupayachi.
Miembro del Consejo Editorial de SOLACI.org.
Título Original: Hemodynamic Predictors of Outcome Following Alcohol Septal Ablation for Hypertrophic Obstructive Cardiomyopathy.
Referencia: Alabdaljabar, Mohamad S et al. “Hemodynamic Predictors of Outcome Following Alcohol Septal Ablation for Hypertrophic Obstructive Cardiomyopathy.” Circulation. Cardiovascular interventions vol. 16,8 (2023): e013068. doi:10.1161/CIRCINTERVENTIONS.123.013068.
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