La insuficiencia tricuspídea (IT) es una enfermedad cuya prevalencia se estima continuará en aumento en los próximos años. La cirugía presenta importantes dificultades y una tasa de mortalidad que no es baja.

El tratamiento percutáneo se está consolidando como una alternativa válida en este contexto, especialmente en pacientes con alto riesgo quirúrgico, ya sea mediante el implante valvular o a través de abordajes heterotópicos, como el sistema bicavo TricValve.
Actualmente, la evidencia disponible es limitada y se basa en estudios como el TRICUS y el TRICUS EURO.
Se realizó un análisis del Registro TriBicaval que incluyó 204 pacientes con IT severa, masiva o torrencial, sintomáticos y con alto riesgo quirúrgico.
El punto final primario (PFP) al año fue un compuesto de clase funcional y congestión venosa sistémica (edemas periféricos y ascitis), junto con la tasa de rehospitalización por insuficiencia cardíaca comparada con el año previo.
La edad media de la población fue de 77 años; el 65% eran mujeres; el TRI-SCORE promedio fue de 14%. La prevalencia de comorbilidades fue elevada: hipertensión arterial (88%), diabetes (20%), deterioro de la función renal (72%), diálisis (2,5%), accidente cerebrovascular/TIA (2,5%), cirugía cardíaca previa (50%), tratamiento percutáneo sobre válvula tricúspide (9%) y presencia de marcapasos, AICD o TRC (34%). El 61% había tenido internación por insuficiencia cardíaca en el último año. La fibrilación auricular fue muy prevalente (95%).
En cuanto a la severidad de la IT, la torrencial fue la más frecuente (49%), seguida de la masiva y, en menor medida, la severa. La etiología más común fue la secundaria ventricular (42%), seguida de la secundaria auricular (37%), mientras que en menor proporción se registraron casos relacionados con catéter de marcapasos o de etiología primaria. Todos los pacientes se encontraban en clase funcional III o IV.
El éxito técnico fue del 96,1% y el éxito clínico del 83%.
A 30 días, la mortalidad global fue del 8,3% y la mortalidad cardíaca del 7,3%. La tasa de reintervención fue del 0,5%, el sangrado mayor del 1,3% y las complicaciones vasculares del 5,4%.
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Al año, el PFP se alcanzó en el 19,1% de los pacientes, mientras que la mortalidad por cualquier causa fue del 22,7%. De acuerdo al TRI-SCORE, la mortalidad fue del 6,7% cuando el puntaje era de 0-3 (IC95%: 1,7%-24,6%), del 23,4% en aquellos con 4-5 puntos (IC95%: 14,4%-36,7%) y del 28,8% cuando era ≥6 (IC95%: 19,8%-40,8%) (log-rank P = 0,020). Se observó una mejoría significativa de la clase funcional y una reducción de las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca en comparación con el año previo (60,8% vs. 26,9%; P<0,001), así como una disminución de los signos de insuficiencia cardíaca derecha (edemas periféricos y ascitis) y una mejoría hemodinámica significativa.
Conclusión
En esta población de alto riesgo con insuficiencia tricuspídea severa, el implante bicavo con el dispositivo TricValve mostró, a un año de seguimiento, una mejoría clínica significativa y una mortalidad acorde con el riesgo basal estimado por el TRI-SCORE.
Título Original: Bicaval TricValve Implantation in Patients With Severe Tricuspid Regurgitation. 1-Year Outcomes From the TricBicaval Registry.
Referencia: Angel Sánchez-Recalde, et al. JACC Cardiovasc Interv. 2025;18:1913–1924.
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