Los cardiólogos intervencionistas no podemos delegar la responsabilidad de brindar consejos adecuados sobre hábitos saludables. Mucho menos desconocer esta información. Nuestro acto médico no termina en la angiografía final, sino que comienza ahí, a sabiendas de la cronicidad de la enfermedad cardiovascular.
Este trabajo analizó el importante papel que juega la inflamación en el desarrollo y la progresión de la enfermedad cardiovascular. La dieta es una de las variables que modula esta inflamación, pero no sabíamos hasta hoy como podría impactar a largo plazo un determinado patrón alimenticio sobre los marcadores de inflamación y el riesgo cardiovascular.
Se incluyeron prospectivamente 166234 mujeres y 43911 hombres que se encontraban al ingreso libres de enfermedad cardiovascular o cáncer. Los patrones de dieta fueron analizados de acuerdo con cuestionarios de alimentación cada 4 años.
El potencial inflamatorio de la dieta se evaluó con un score predefinido basándose en los niveles sistémicos de 3 biomarcadores de inflamación (interleukina 6, TNF alfa y la proteína C reactiva).
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Las dietas con mayor potencial proinflamatorio incluyeron cantidades significativas de carne roja, productos procesados de carne, consumo de órganos internos (riñones, hígado, etc), carbohidratos refinados como el azúcar y bebidas azucaradas.
Por contrapartida, las dietas anti inflamatorias incluyeron vegetales de hoja verde, vegetales amarillos, granos enteros, frutas, te, café y vino.
Luego de ajustar por múltiples variables (factores de riesgo, índice de masa corporal entre otros), se observó que las dietas con mayor potencial inflamatorio se asociaron a un aumento del riesgo cardiovascular global en casi un 40% comparado con el grupo que consumía una dieta más anti inflamatoria. Este riesgo cardiovascular global incluyó un aumento de casi el 50% de la enfermedad coronaria y cerca de un 30% de los strokes (p<0.001 para todas las comparaciones).
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Estos resultados fueron consistentes en todos los subgrupos de pacientes.
Conclusión
Un patrón alimenticio pro inflamatorio tiene el potencial de aumentar significativamente el riesgo cardiovascular, por lo que una intervención adecuada en este punto puede resultar en una estrategia efectiva de prevención primaria y secundaria.
Título original: Dietary Inflammatory Potential and Risk of Cardiovascular Disease Among Men and Women in the U.S.
Referencia: Jun Li et al. J Am Coll Cardiol 2020;76:2181–93. https://doi.org/10.1016/j.jacc.2020.09.535.
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