En el período de 12 semanas previas a la randomización del estudio ORBITA fue posible optimizar con éxito toda la medicación antianginosa.
Lo más importante es que la optimización fue muy bien tolerada por los pacientes, con muy escasos efectos adversos que obligaron a suspender la droga responsable.
La práctica clínica ve con escepticismo alcanzar las dosis máximas de varias drogas con buena tolerancia, adhesión al tratamiento, sin interacciones medicamentosas y pudiendo afrontar los costos.
En el estudio ORBITA fue posible esta optimización, tanto que llegó a poner en duda la capacidad de la revascularización para aliviar los síntomas.
Fue el primer estudio en comparar la angioplastia contra placebo, pero no dio ventajas. Fue clave el periodo de optimización para asegurar que todos los pacientes se encontraran recibiendo todo el tratamiento médico de acuerdo con las guías antes de la randomización.
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El 97.5% de la población alcanzó en esta etapa el objetivo preespecificado de 2 o más drogas antianginosas. De hecho, la media de este tipo de drogas fue de 3.
La amlodipina y el bisoprolol fueron muy bien tolerados con solo un 2.3% y 5.4% de efectos adversos reportados. La ranolazina y la ivabradina también resultaron bien tolerados con un reporte del 5% y 5.6% de efectos adversos, respectivamente.
No tuvo la misma suerte el mononitrato de isosorbide, el más clásico de los antianginosos: más del 20% de la población reportó efectos adversos.
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Las estatinas fueron muy bien toleradas a altas dosis, cerrando la lista de drogas icónicas del combo tratamiento médico óptimo.
Conclusión
El período de 12 semanas previo a la randomización del estudio ORBITA fue muy exitoso en optimizar el tratamiento médico. Esta real optimización debe ser trasladada a la práctica clínica en el largo plazo.
JAHA-120-017381freeTítulo original: Achieving Optimal Medical Therapy: Insights From the ORBITA Trial.
Referencia: Michael Foley et al. J Am Heart Assoc. 2021;10:e017381. DOI: 10.1161/JAHA.120.017381.
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