En diciembre de 2020 los trabajadores de la salud de la Universidad de San Diego comenzaron con un aumento abrumador en los diagnósticos de COVID-19. Paralelamente, en ese mismo mes se comenzó con una de las campañas de vacunación más ambiciosas de la historia, la cual consiguió inocular al 76% de la población para marzo de 2021 y al 87% para julio del mismo año.
Las infecciones disminuyeron significativamente a partir de febrero y se mantuvieron en una meseta hasta junio.
Sin embargo, la rápida dispersión de la variante Delta (B.1.617.2) y la flexibilización de algunas recomendaciones como las de ya no utilizar máscaras faciales en California, hizo que el 95% de los trabajadores de la salud de San Diego se encontraran aisladas para julio, con un aumento rápido de las infecciones que incluyó a trabajadores completamente vacunados.
En ese contexto, era necesario conseguir más información para prepararse y protegerse mejor.
Se comenzaron a testear mediante PCR todos los trabajadores con al menos un síntoma. Éstos estuvieron presentes en 109 de los 130 trabajadores que resultaron positivos y se encontraban completamente vacunados (83.8%). 90 trabajadores no vacunados resultaron positivos ese mismo mes, de los cuales 80 mostraron síntomas (88.9%).
Ninguno de ellos falleció y solo uno requirió hospitalización (no vacunado).
Las vacunas Pfizer–BioNTech (BNT162b2) y Moderna (mRNA-1273) habían mostrado previamente una eficacia del 95% y del 94.1% respectivamente en los estudios clínicos, aunque esta eficacia ya había caído al 84% a los 4 meses de la segunda dosis. El paso del tiempo desde la inoculación podría ser una de las razones que explican este brote.
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Otro estudio en el Reino Unido mostró eficacia por encima de 90% para ambas vacunas de RNAm, en la misma línea que los estudios originales.
Entre marzo y junio comenzó el asedio de la variante delta en el Reino Unido y junto con esto una caída de la eficacia de las vacunas al 65.5%.
Nadie duda que la eficacia tanto contra la enfermedad sintomática o asintomática es considerablemente menor con la variante delta. Junto con los datos anteriores, también podríamos asumir que esta eficacia disminuirá aún más con el paso del tiempo.
Hoy en día tenemos muchas más armas para combatir la pandemia, pero es prioritario re-instalar las medidas no farmacológicas de prevención, tales como el uso de máscaras faciales, el testeo intensivo, continuar con los esfuerzos para convencer a aquellos que no se quieren vacunar, evitar eventos masivos, etc.
nejmc2112981Título original: Resurgence of SARS-CoV-2 Infection in a Highly Vaccinated Health System Workforce.
Referencia: Jocelyn Keehner et al. N Engl J Med. 2021 Sep 1;NEJMc2112981. Online ahead of print. doi: 10.1056/NEJMc2112981.
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