Los datos de este gran registro internacional asocian a la endocarditis post-reemplazo valvular aórtico por catéter (TAVR) con una alta tasa de mortalidad temprana y tardía, y podrían ayudar a encontrar predictores que identificasen a los pacientes de más alto riesgo de desarrollar esta complicación rara pero peligrosa.
Hasta ahora, la información sobre endocarditis post-TAVR estaba limitada a pequeñas poblaciones, por lo que este es, por mucho, el mayor trabajo sobre el tema y con criterios de inclusión muy estrictos (solo se analizaron los pacientes con endocarditis definitiva según los criterios de Duke).
La incidencia de endocarditis es del 1.1% por paciente/año en una población de 20.006 pacientes que recibieron TAVR en 47 centros de Europa, Norte América y Sudamérica entre junio de 2005 y octubre de 2015.
El tiempo medio entre el procedimiento y el diagnóstico de la endocarditis fue de 5-3 años y en más de la mitad de los pacientes la endocarditis estuvo relacionada con otra infección intrahospitalaria.
Luego de ajustar por varios posibles confundidores, los hombres (HR 1.69; IC 95% 1.13-2.52), diabéticos (HR 1.52; IC 95% 1.02-2.29) y aquellos con insuficiencia aórtica paravalvular moderada a severa (HR 2.05; IC 95% 1.28-3.28) mostraron el riesgo más elevado de endocarditis infecciosa.
Los microrganismos más frecuentemente encontrados en los cultivos fueron Enterococci species (24.6%) y Staphylococcus aureus (23.3%).
De las 250 endocarditis definitivas diagnosticadas solo el 14.8% recibieron cirugía y el 36% falleció en la hospitalización. A los 2 años, 2 tercios de estos pacientes habían fallecido.
Conclusión
El sexo masculino, la diabetes y la insuficiencia paravalvular residual se asocian significativamente con endocarditis infecciosa en pacientes que reciben reemplazo valvular aórtico por catéter. Los pacientes con endocarditis presentan una alta mortalidad.
Comentario editorial
La decisión de hacer frente a un paciente post-TAVR con endocarditis debe ser tomada en equipo caso por caso dado el pobre pronóstico del tratamiento conservador por un lado y el altísimo riesgo quirúrgico por otro.
La prevención parece la mejor arma para la endocarditis y no hay recomendaciones específicas sobre válvulas percutáneas y, mucho menos, cuando aparecen factores de riesgo como la insuficiencia paravalvular moderada a severa donde el riesgo se ve duplicado.
Título original: Association between transcatheter aortic valve replacement and subsequent infective endocarditis and in-hospital death.
Referencia: Regueiro A et al. JAMA. 2016;316:1083-1092.
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