Como es ampliamente conocido, la hipertensión arterial es una afección de origen multicausal que suele responder de manera favorable al tratamiento médico y a cambios en el estilo de vida.
Una alternativa terapéutica es la denervación renal (RDN), que ha demostrado ser segura y efectiva en diversos estudios aleatorizados y no aleatorizados. Sin embargo, aún no se ha definido de manera precisa qué grupo de pacientes obtendría el mayor beneficio de esta técnica.
En un análisis realizado con 337 pacientes del Estudio SPYRAL HTN-ON MED (un estudio aleatorizado y ciego con un grupo de control), se aplicaron ciertos criterios de inclusión.
Estos criterios requerían que los pacientes fueran mayores de 20 años y que presentaran hipertensión no controlada, definida como una presión arterial sistólica en el consultorio de más de 150 mmHg pero menos de 180 mmHg, así como una presión arterial diastólica igual o superior a 90 mmHg. Además, en el monitoreo ambulatorio de la presión arterial durante 24 horas, se debía registrar una presión arterial sistólica de al menos 140 mmHg pero no más de 170 mmHg bajo tratamiento con hasta tres medicamentos estándar para la hipertensión.
De los 337 pacientes analizados, 206 recibieron RDN y 131 formaron parte del grupo de control (GC).
El Punto Final Primario de Seguridad (PFPS) se definió como un compuesto de eventos adversos mayores (MAE), que incluía mortalidad por cualquier causa, enfermedad renal terminal, embolia significativa que resultara en daño terminal de un órgano, perforación de la arteria renal, disección que requiriera intervención, complicaciones vasculares que necesitaran cirugía, resolución percutánea, inyección de trombina, transfusión, hospitalización por emergencia o crisis hipertensiva, o una nueva lesión en la arteria renal del 70% o más a los 6 meses.
El Punto Final Primario de Eficacia (PFPE) buscaba detectar una diferencia ajustada en el tratamiento de -5±-12 mmHg en la presión arterial a los 6 meses. Las poblaciones de pacientes fueron similares, con una edad media de 55 años, un 20% de mujeres, un 15% con diabetes, un 16% de fumadores, un 15% con apnea del sueño, y un 12% utilizando CPAP/BiPAP. Además, un 6% tenía enfermedad coronaria, un 1% había tenido un accidente cerebrovascular, y un 2% tenía antecedentes de síndrome coronario agudo.
En cuanto al tratamiento, el 39% de los pacientes estaba tomando una sola droga antihipertensiva, el 33% estaba tomando dos, y el 29% estaba tomando tres. La presión arterial en el consultorio fue de 163/101 mmHg y en el monitoreo ambulatorio durante 24 horas fue de 149/96 mmHg.
A los 6 meses, no se observaron diferencias significativas en el PFPE en el monitoreo ambulatorio de la presión arterial durante 24 horas, con una reducción de -4.4±-7.3 mm Hg en el grupo RDN y -3.4±7.6 mm Hg en el grupo control (diferencia de tratamiento ajustada: -1.0 [95% CI: -2.6 a 0.7], p=0.24; diferencia de tratamiento bayesiana: -0.03 mm Hg [intervalo creíble bayesiano del 95%: -2.82 a 2.77 mm Hg]; probabilidad posterior de superioridad: 0.51). Sin embargo, se observó una reducción significativa de la presión arterial sistólica y diastólica en el consultorio, así como durante la noche, en los pacientes que recibieron RDN en comparación con el grupo de control.
No se registraron diferencias en el PFPS (solo un evento) a los 6 meses, y aquellos que recibieron RDN necesitaron menos medicamentos en comparación con el grupo de control (1.9 vs. 2.1; p=0.0085).
Conclusión
En resumen, aunque no se encontraron diferencias significativas en el análisis primario entre los grupos, múltiples puntos finales secundarios de este estudio favorecieron a los pacientes que recibieron RDN en comparación con el grupo de control.
Dr. Carlos Fava.
Miembro del Consejo Editorial de SOLACI.org.
Título Original: Safety and Efficacy of Renal Denervation in Patients Taking Antihypertensive Medications.
Referencia: David E. Kandzari, et al. J Am Coll Cardiol 2023;82:1809.
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