El uso rutinario de betabloqueantes tras un infarto agudo de miocardio (IAM) ha sido una recomendación histórica, basada en estudios previos a la era de la revascularización percutánea y de la prevención secundaria moderna. En los últimos años, se ha cuestionado la necesidad de mantenerlos de forma crónica en pacientes sin insuficiencia cardíaca y con función ventricular preservada.

El estudio BETAMI-DANBLOCK, realizado en Noruega y Dinamarca, fue un ensayo aleatorizado y abierto que incluyó 5622 pacientes con IAM en los 14 días previos, con fracción de eyección preservada o levemente reducida (≥40%). Todos habían sido revascularizados y recibían tratamiento estándar de prevención secundaria.
Los pacientes fueron asignados a recibir betabloqueantes (principalmente metoprolol 50 mg) o a no recibirlos. El desenlace primario fue un compuesto de mortalidad por todas las causas y eventos cardiovasculares mayores (reinfarto, revascularización no planificada, insuficiencia cardíaca, ACV o arritmias ventriculares malignas), con un seguimiento promedio de 3.5 años.
Los resultados mostraron que la estrategia con betabloqueantes redujo significativamente el riesgo del desenlace primario frente a no recibirlos. El beneficio fue consistente en los subgrupos analizados, sin diferencias relevantes en seguridad.
ESC 2025 | DOUBLE-CHOICE: Estrategias de anestesia y válvulas autoexpandibles en TAVI.
Los investigadores concluyeron que, en la práctica contemporánea, los betabloqueantes mantienen un papel relevante en la prevención secundaria tras el IAM, incluso en pacientes con función ventricular preservada o levemente reducida.
Presentado por Dan Atar en Major Late Breaking Trials, ESC 2025, Madrid, España.
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