Tradicionalmente hemos usado la edad, el sexo, la obesidad, la hipertensión, la dislipemia, el cigarrillo y la diabetes como factores de riesgo cardiovascular. No obstante, en esta nueva era (donde serán fundamentales los cambios para cuidar nuestra casa común que es el planeta) surgen nuevos factores, tales como la polución, el ruido, la temperatura, las horas de sueño y la calidad del aire. Usualmente, estos elementos son menospreciados en comparación con los tradicionales, pero que recientes estudios muestran que son tan importantes como los primeros.
De hecho, un reciente estudio determinó que la polución del aire es un factor de riesgo cardiovascular y respiratorio mayor asociado a mortalidad.
Los autores, de la Universidad Johannes Gutemberg, calcularon el exceso de mortalidad en Europa debido a la calidad del aire y determinaron que la expectativa de vida se reduce en 2.2 años debido a la polución. Las muertes atribuibles a la mala calidad del aire son de 133 por cada 100000 habitantes, lo que excede por mucho la mortalidad media.
Reemplazar los combustibles fósiles por energías limpias y renovables podría disminuir a la mitad estas muertes.
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Otro factor es la temperatura del aire que se ha asociado a hipertensión y mortalidad, aunque ha sido más difícil asociar esto a los infartos. Los infartos asociados a los “golpes de calor” pasaron de 0.93 entre 1987 y el 2000 a 1.14 entre el 2001 y el 2014. Por ahora una tendencia, donde los grupos más susceptibles son los diabéticos y los dislipémicos.
El dolor es un síntoma común a muchas enfermedades y se asocia a discomfort, ansiedad y actividad simpática. El dolor previo es un factor común a muchos pacientes que ingresan por síndromes coronarios agudos, donde el síndrome de Takotsubo tiene una fisiopatología similar.
El estudio Framingham mostró claramente que el dolor se asocia a mortalidad cardiovascular.
El sueño es algo esencial en la vida humana, permitiéndonos recuperarnos física y psíquicamente del stress diario. Un artículo titulado “Association of estimated sleep duration and naps with mortality and cardiovascular events: a study of 116.632 people from 21 countries” realizado en Canadá estimó el tiempo total de sueño incluyendo una siesta durante el día en 116.632 pacientes seguidos durante 8 años.
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Luego de ajustar por múltiples factores se observó que dormir menos de 6 horas o más de 8 horas por día se asocian con un incremento del riesgo. Dormir, al igual que el ejercicio, parece también tener una dosis justa y su curva en forma de J lo muestran.
Se espera que el presente artículo que fue publicado en la European Heart Journal como “FAST TRACK” por los editores genere conciencia y ruido en la comunidad médica.
2019-06-03-ehz318-abiertoTítulo original: Novel cardiovascular risk factors: air pollution, air temperature, pain, and sleep duration.
Referencia: Thomas F. LÜscher
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