La aspirina es un tratamiento estándar dentro de la terapia médica óptima en el contexto de la prevención secundaria de la enfermedad aterosclerótica diagnosticada y establecida.
Si bien su riesgo de sangrado es mínimo durante el corto tiempo que se puede dar en un evento agudo, este riesgo se incrementa sustancialmente con el tiempo.
A pesar de esto la evidencia claramente soporta el uso de aspirina en el contexto de la prevención secundaria.
En el otro lado del espectro de pacientes, tenemos aquellos que más allá de los factores de riesgo exhibidos nunca presentaron un evento. Es en ellos donde la ecuación riesgo/beneficio es mucho menos clara.
Un reciente meta-análisis (Zheng and Roddick et al) reportó una significativa reducción de la muerte cardiovascular, infarto no fatal y stroke no fatal con la aspirina en prevención primaria (aunque el riesgo de sangrado mayor fue más alto). Pero estos datos deben ser puestos bajo la lupa y críticamente analizados dada la gran cantidad de potenciales confundidores.
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Este meta-análisis pudo estar expuesto a falsos positivos (errores tipo 1) y falsos negativos (errores tipo 2), debido al gran número de tests no significativos y a un escaso poder estadístico (propio de un estudio no randomizado en el que no se calcula el número necesario de pacientes para demostrar o no la hipótesis planteada).
El presente meta-análisis ha tenido en cuenta todos estos puntos técnicos que pueden llevar a una conclusión completamente diferente al estudio antes mencionado.
Y, de hecho, para la población global, la aspirina no se asocia a un beneficio en la sobrevida (siempre en el contexto de prevención primaria).
Más aún, la aspirina se asoció a un mayor sangrado intracraneal y gastrointestinal, también hablando de la población global.
Para los diabéticos los resultados no fueron concluyentes. Tuvieron beneficios pero no fueron significativos en términos de strokes o infartos.
Para los pacientes de bajo riesgo, los resultados demuestran que no existe ningún beneficio en prevención cardiovascular primaria de eventos como muerte o stroke y sí un incremento de los sangrados. El riesgo de sangrado probablemente anule el beneficio isquémico marginal en esta población.
En la población diabética y también en los que basalmente tenían mayor riesgo cardiovascular los datos no son concluyentes y hacen falta más estudios con el poder adecuado.
Podríamos concluir que la indicación debe ser a la medida de cada paciente balanceando con cuidado el riesgo isquémico y -más importante aún- el riesgo de sangrado.
Título original: Aspirin for Primary Prevention of Cardiovascular Disease.
Referencia: Babikir Kheiri et al. Circ Cardiovasc Qual Outcomes. 2019;12:e005846.
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