La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en adultos mayores (definidos como personas de 75 años o más). A su vez, la cardiopatía coronaria es una de las principales causas de morbilidad en esta población. Además de la complejidad anatómica que se puede encontrar, es necesario tener en cuenta otros factores adicionales que dificultan su manejo, como la polifarmacia, la fragilidad y los riesgos relacionados con el procedimiento. Todo esto, junto con el alto riesgo quirúrgico de la población mayor (que en algunos casos es prohibitivo), hace que en la elección del tratamiento de revascularización, la intervención coronaria percutánea (PCI) sea la primera alternativa.
En pacientes con síndromes coronarios agudos, la PCI ha demostrado mejorar los resultados clínicos a largo plazo. En la enfermedad isquémica estable (ECE), la revascularización se indica principalmente para aquellos pacientes que presentan síntomas persistentes a pesar del tratamiento médico óptimo (TMO) o cuando un enfoque anatómico puede mejorar la supervivencia, como en el caso del tronco coronario izquierdo (TCI).
A partir de lo expuesto, el tratamiento con PCI compleja en pacientes con ECE se ha vuelto más común, aunque la información en estudios es limitada y prácticamente no existen comparaciones entre PCI compleja y PCI no compleja en esta población. Esto motivó a Hanna et al. a llevar a cabo este estudio.
Los datos se obtuvieron de PCI electivas en pacientes adultos mayores (definidos como ≥75 años) a partir de una base de datos académica de 5 hospitales en red, incluyendo Yale y Harvard. Se excluyeron los pacientes que se sometieron a PCI de urgencia y los que se perdieron durante el seguimiento en el transcurso de un año. Se definió como PCI compleja a la enfermedad multivaso (≥3 vasos, incluyendo ramas, o ≥2 vasos que incluyen el TCI no protegido o la descendente anterior proximal), la intervención en el TCI, injertos de safeno venoso, bifurcaciones y PCI con aterectomía (láser o litotricia).
El punto final primario (PFP) fue la supervivencia libre de eventos a 12 meses después de la revascularización inicial, que se definió como la ausencia de mortalidad por todas las causas, infarto de miocardio no mortal, accidente cerebrovascular no mortal y sangrado grave según el criterio BARC (3 y 5). Los desenlaces secundarios analizados incluyeron la mortalidad por todas las causas, la revascularización del vaso tratado (TLR) y todo sangrado.
Se incluyeron en el análisis un total de 513 pacientes sometidos a PCI debido a ECE. La edad promedio fue de 81.3±4.6 años, y el 56.1% de ellos recibió una PCI no compleja, mientras que el 43.9% (n=225) se sometió a una PCI compleja. La causa más común de revascularización fue el control inadecuado de los síntomas (66.1% de la cohorte). El 3.7% presentó una PCI sin éxito y el 1.4% requirió soporte circulatorio mecánico durante la PCI.
La supervivencia libre de eventos a los 12 meses en toda la cohorte fue del 84% (IC95%, 80.9–87.2%). Los pacientes que se sometieron a una PCI no compleja mostraron una mejor supervivencia libre de eventos (86.8% frente a 80.4%), aunque al ajustar por características clínicas y demográficas, la diferencia no resultó significativa (HR, 1.38 [IC 95%, 0.88–2.16]). El riesgo a 12 meses de infarto de miocardio no mortal fue del 1.4% (IC95%, 0.4–2.4%) y el de accidente cerebrovascular no mortal fue del 2.7% (1.3% frente a 4.1%).
Los pacientes sometidos a PCI compleja tuvieron una mayor mortalidad por todas las causas en comparación con aquellos que se sometieron a PCI no compleja (10.2% frente a 5.9%), y estos resultados se mantuvieron consistentes después de realizar el ajuste (HR, 1.97, IC95%, 1.02–3.79). La TLR en toda la cohorte fue baja (2.9%), y no se observaron diferencias entre los grupos de PCI compleja y no compleja (HR no ajustado, 0.64 [IC95%, 0.22–1.87]). En cuanto al sangrado, los pacientes que se sometieron a PCI compleja experimentaron más eventos (25.3% frente a 20.5%).
Conclusión
En conclusión, al evaluar angioplastias complejas en pacientes mayores, se observó casi el doble de riesgo de mortalidad por todas las causas en comparación con las PCI no complejas. Es importante destacar que en las intervenciones complejas se observó una menor necesidad de TLR. Evaluar factores que afectan la supervivencia en estos escenarios cada vez más frecuentes es esencial y debe ser profundamente analizado.
Dr. Omar Tupayachi.
Miembro del Consejo Editorial de SOLACI.org.
Título Original: Complex Percutaneous Coronary Intervention Outcomes in Older Adults.
Referencia: Hanna, Jonathan M et al. “Complex Percutaneous Coronary Intervention Outcomes in Older Adults.” Journal of the American Heart Association vol. 12,19 (2023): e029057. doi:10.1161/JAHA.122.029057.
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