La evaluación fisiológica de las lesiones coronarias intermedias es fundamental para identificar lesiones responsables y orientar las decisiones clínicas sobre la necesidad de intervención coronaria. Un estudio aleatorizado demostró que el uso de la evaluación fisiológica para guiar la angioplastia coronaria (ATC), junto con la utilización de ultrasonido intravascular (IVUS), no fue inferior en un combinado de eventos a dos años que incluyó muerte por cualquier causa, infarto agudo de miocardio (IAM) y revascularización.
Actualmente, la combinación de ambas estrategias se considera la mejor práctica. Sin embargo, la discordancia entre estas dos herramientas y sus implicancias clínicas aún no están claras.
El objetivo de este análisis post-hoc del estudio FLAVOUR (Fractional Flow Reserve and Intravascular Ultrasound for Clinical Outcomes in Patients With Intermediate Stenosis) fue evaluar la discrepancia y relevancia de la evaluación fisiológica en las ATC guiadas por IVUS.
El Punto Final Primario (PFP) fue la incidencia de eventos adversos cardiovasculares mayores (MACE), definido como un combinado de muerte, infarto agudo de miocardio (IAM) y revascularización, evaluados a un año de seguimiento.
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El Punto Final Secundario (PFS) incluyó la frecuencia de angina de pecho y la calidad de vida, determinada mediante el cuestionario de Seattle. Los pacientes fueron clasificados según la utilización de IVUS para guiar la ATC (ATC realizada vs. diferida) y el valor del QFR, de la siguiente manera:
- Grupo diferido: QFR negativo con ATC diferida.
- Grupo realizado: QFR negativo con ATC realizada.
- Grupo referencia: QFR positivo con ATC realizada.
De los 784 pacientes analizados, el 34,4 % perteneció al grupo diferido, el 29,3 % al grupo realizado y el 31,5 % al grupo referencia. La edad media fue de aproximadamente 65 años, y la mayoría de los participantes eran hombres. La arteria coronaria más frecuentemente tratada fue la descendente anterior, seguida de la coronaria derecha.
Las incidencias acumuladas de MACE a los dos años fueron del 4,5%, 3,9% y 9,4% en los grupos diferido, realizado y referencia, respectivamente (P=0,019). El riesgo de MACE fue mayor en el grupo referencia en comparación con el grupo realizado (HR: 2,46; IC 95 %: 1,13-5,35; P=0,023) y el grupo diferido (HR: 2,17; IC 95 %: 1,07-4,38; P=0,031).
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En los pacientes con QFR negativo, no hubo diferencias pronósticas entre los grupos realizado y diferido respecto a MACE (HR: 0,88; IC 95 %: 0,37-2,11; P=0,779) ni en IAM (HR: 1,48; IC 95 %: 0,49-4,45; P=0,484). Tampoco se observaron diferencias en el PFS.
Conclusión
La evaluación fisiológica basada en angiografía puede proporcionar información pronóstica adicional en pacientes sometidos a ATC guiada por IVUS. Es posible que el uso de IVUS para guiar la ATC no sea beneficioso en pacientes con lesiones funcionalmente no significativas. Este subanálisis debería servir como base para generar nuevas hipótesis y continuar evaluando estas dos herramientas terapéuticas combinadas.
Título Original: Clinical Relevance of Discordance Between Physiology-and Imaging Guided PCI Strategies in Intermediate Coronary Stenosis.
Referencia: Jinlong Zhang,MD,PHD et al JACC Cardiovasc Interv 2024.
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