La necesidad de marcapasos post TAVI no cambia el pronóstico

Título original: Impact of Permanent Pacemaker Implantation on Clinical Outcome Among Patients Undergoing Transcatheter Aortic Valve Implantation. Referencia: Lutz Buellesfeld et al. J Am Coll Cardiol 2012;60:493–501

A pesar de que el implante de marcapasos (MCP) post implante valvular aórtico percutáneo (TAVI) constituye una proporción significativa de las complicaciones relacionadas al procedimiento, este es en general considerado como un evento benigno.

En este estudio se analizaron todos los pacientes que recibieron TAVI por acceso femoral tanto con la válvula Medtronic CoreValve (Medtronic, Minneapolis, Minnesota) como con la Edwards Sapien/Sapien XT (Edwards LifeSciences, Irvine, California). El implante de MCP se realizó ante la nueva aparición de bloqueo AV de alto grado (3° grado o 2° grado tipo 2), nuevo bloqueo de rama izquierda sumado a una prolongación dinámica del intervalo PR de más de 300 mseg o fibrilación auricular con un escape ventricular inadecuado.

La pacientes (ptes) fueron divididos en 3 grupos: ptes que requirieron el MCP dentro de los 30 días del implante valvular, ptes que no requirieron MCP y ptes con implante de MCP previo al implante valvular. Se incluyeron 353 ptes consecutivos de los cuales 207 (58.6%) no requirieron MCP, 48 ptes (13.6%) ya tenían MCP previo y los restantes 98 ptes (27.8% de toda la población o el 32.1% de los que no tenían MCP previo) requirieron MCP dentro de los 30 días del TAVI. La indicación más frecuente fue por bloqueo AV de alto grado (62.2%) seguido de nuevo bloqueo de rama izquierda con prolongación del PR (21.4%) y por último la fibrilación auricular lenta (16.3%). El tiempo medio entre el implante valvular y el implante de MCP fue de 3 días.

El 90.4% de la población recibió la válvula Core Valve (319 de los 353 ptes). La mortalidad de cualquier causa a 30 días fue del 6.2% y al año del 19% sin observarse diferencias entre los 3 grupos de ptes (18% para los que no requirieron MCP, 22.9% para los que tenían MCP previo y 19.4% para los ptes que recibieron MCP post TAVI). El punto final combinado de muerte, infarto y stroke al año fue del 20.4% para los que no requirieron MCP, 22.9% para los que tenían MCP previamente y 21.4% para los que recibieron el MCP luego del implante valvular (p=0.97).

Conclusión: 

El implante de marcapasos definitivo periprocedimiento no afecta la evolución al año de los pacientes que recibieron reemplazo valvular aórtico percutáneo por acceso femoral.

Comentario editorial: 

Recientemente se ha publicado una comparación entre las dos válvulas más utilizadas (Core Valve y Edwards) en donde la única diferencia significativa que se observó fue la mayor necesidad de marcapasos con la válvula Core Valve. Esta diferencia no se ha traducido en eventos, siendo la necesidad de marcapasos más una cuestión de costos que una complicación relacionada al procedimiento. Algunos detalles asociados con los trastornos de conducción post TAVI pueden ser mejorados con la experiencia (ej profundidad del implante) y otros dependen exclusivamente del paciente (bloqueo de rama derecha previo, grado de calcificación, etc). Dado los resultados de este estudio, no parece tener mucho sentido demorar la indicación de marcapasos que se traduce en prolongar la internación en un área crítica, retrasar la deambulación y en definitiva el alta. Tal vez lo mejor sea, no esperar una mejoría del bloqueo (que probablemente no llegue) sino implantar el marcapasos directamente en el mismo procedimiento del implante valvular. 

SOLACI.ORG

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