Oportunidades perdidas en pacientes con enfermedad vascular periférica

Oportunidades perdidas en pacientes con enfermedad vascular periféricaPoco se sabe en el mundo sobre qué tan bien aconsejamos sobre medicación o cambios de estilo de vida a nuestros pacientes con enfermedad vascular periférica. Habitualmente nuestra charla con este tipo de pacientes se concentra en la factibilidad técnica de una recanalización o el riesgo eventual de una amputación, pero ¿Cuántas veces aprovechamos la oportunidad para aconsejar a estos pacientes sobre la importancia del ejercicio, abandonar el hábito tabáquico o controlar su presión y colesterol? Y no menos importante, ¿Cuántas veces pensamos que ese paciente con claudicación intermitente puede además tener enfermedad coronaria o enfermedad carotidea concomitante?

 

Algunos lo harán siempre -entendiendo la enfermedad vascular como una enfermedad sistémica- y otros no lo harán nunca -solo enfocados en la arteria femoral superficial responsable de los síntomas del paciente-. Pero más allá de lo que nos pueda parecer o podamos especular, no había hasta el momento estudios formales que contestaran las preguntas anteriores.

 

En este trabajo se evaluaron las tendencias sobre el consejo en el tratamiento médico y los cambios de estilo de vida en pacientes con diagnóstico de enfermedad vascular periférica entre el 2005 y el 2012.

 

Se registraron los datos sobre pacientes ambulatorios con enfermedad vascular periférica de los registros nacionales de pacientes ambulatorios de Estados Unidos.

 

Se evaluó la tendencia en la proporción de visitas en las que los pacientes se encontraban recibiendo tratamiento médico (antiplaquetarios, estatinas, inhibidores de la enzima de conversión o bloqueantes de receptor de angiotensina y cilostazol) y consejo sobre cambios en el estilo de vida (ejercicio, dieta, abandono del hábito tabáquico).

 

Luego de un período de 8 años de seguimiento a 1982 pacientes con una edad media de 69.2 años -de los cuales el 51.8% resultaron mujeres- se observó un 24.3% de enfermedad coronaria concomitante.

 

El uso de medicación para prevención cardiovascular o para tratar síntomas de claudicación fue sorprendentemente baja, con un 35.7% de uso de antiplaquetarios, un 33.1% de uso de estatinas, un 28.4% de uso de inhibidores de la enzima de conversión (o bloqueantes del receptor de angiotensina) y solo un 4.7% de uso de cilostazol (la única droga con evidencia clara para tratar los síntomas de claudicación).

 

Se dio consejo sobre abandono del tabaquismo o dieta saludable en el 35.8% de las veces.

 

No se observaron cambios en el uso de medicación o cambio del estilo de vida a lo largo de todos los años de seguimiento.

 

Comparado con los que tenían solo diagnóstico de enfermedad vascular periférica, aquellos con diagnóstico concomitante de enfermedad coronaria recibieron mucho más frecuentemente antiagregación plaquetaria (OR: 2.6), estatinas (OR 2.6), inhibidores de la enzima de conversión o bloqueantes de receptor de angiotensina (OR: 2.6) y consejo sobre lo importante de dejar el tabaquismo (OR: 4.4).

 

Los últimos números ponen en evidencia como se subestima la enfermedad vascular periférica pensando solamente en los miembros inferiores y sin llegar a entender lo sistémico de la enfermedad.

 

Conclusión

La utilización de las terapias recomendadas por las guías en los pacientes con enfermedad vascular periférica es mucho más bajo de lo esperado, lo que significa la pérdida de una gran oportunidad para mejorar la calidad de atención en esta población de alto riesgo.

 

Título original: Underuse of Prevention and Lifestyle Counseling in Patients With Peripheral Artery Disease.

Referencia: Jeffrey S. Berger et al. Am Coll Cardiol 2017;69:2293–300.


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